Luna, como cada noche, ira venciendo poco a poco la luz del día y con ella los ojos que se mantienen despiertos.
Avanza lentamente, sin que la gente apenas se de cuenta que poco a poco sus sombras proyectadas por el sol van desapareciendo y van cambiándose por otra luz artificial que goteara de las farolas, hasta que allí donde no llega la luz de las farolas los cuerpos se iluminaran por la luz mas brillante y preciosa que la noche acompaña, Luna, la noche avanzaba apaciblemente, las parejas se encuentran, los niños bostezan, la ciudad empieza a dormir como si de otra jornada se tratase.
Luna descansa una vez terminado su duro trabajo de dormir a los niños y todo aquel que se resiste a no dormirse, debe hacerlo, porque una vez dormidos todos es cuando Luna puede dejar salir a su hija para que se pasee por las calles, descubra lugares y pueda volar acariciando el mar, llenando sus pulmones de todos los diferentes aromas que la noche descubre.
Desde arriba su madre siempre la vigila pero con ojos tranquilos, no esta preparada para la crueldad humana, piensa mientras parpadea lentamente , mientras este levanta una brisa nocturna, pero después de tantos años asegurándose de que nadie se queda despierto, acaba durmiéndose tranquilamente, pero no sin antes recordarle a tu hija que no debe alejarse mas allá de los limites de la noche, ni acercarse mucho a las personas que duermen, pues la luz que desprendes podría despertarlos y si abriesen los ojos se quedarían sin respiración al verte , y, aunque fuese una de las muertes mas maravillosas solo esta reservada para la gente que le ha llegado el momento.
Lluna , se adentro por los rincones de los bosques, los lagos, cascadas, ciudades y montañas, cada noche recorría una y otra vez esos rincones pero siempre había algo diferente, mientras surcaba la orilla de un rio, vio un hombre tendido sobre ella, conocía a los hombres por libros, estatuas y lo que le era contado por su madre, pero nunca vio a ninguno tan cerca, que pudiese tocarlo, pues siempre había tenido una ventana o muro de por medio.
Se acerco posándose levemente a su lado, caminado siempre descalza para sentir el mundo bajo sus pies, mientras avanzaba todas las flores se despertaban para alimentarse de aquella luz tan pura y toda planta y brizna de hierba se intentaba estirar buscando su luz , incluso los árboles se retorcían con tal de poder beber de ella.
Se arrodilló a su lado y retiro el pelo de la cara de aquel hombre, no supo si fue porque era el primero que veía y tocaba, pero, le resulto el hombre mas guapo que había visto, ni las estatuas, ni las pinturas ni la imaginación propia podría haber podido describir cuan bello le pareció. Se acerco para ver mejor sus rasgos, sus labios, su nariz, sus parpados... pero se acerco demasiado y el hombre empezó a apretar los parpados y moverse, recordando lo que le dijo su madre sobre su luz, esta la atenúo lo suficiente para que no lo cegase y poder seguir observándolo, pero el hombre ya había despertado y no pudo creerse lo que veían sus ojos. Un ser de luz con alas extendidas, ojos grises como el frío invierno, un cabello blanco que le llegaba hasta las rodillas y una cara de aspecto frágil pero fuerte, a medida que se iba atenuando podía acercarse mas, hasta que la tubo enfrente a escasos centímetros. Entonces el hombre se quedo sin habla, tan solo podía contemplarla.
Buenas noches, me llamo Lluna, dijo mientras sonreía y marcaba sus pómulos.
Tan solo salieron lagrimas de los ojos del hombre, no entendía porque lloraba pero lo sabia, lagrimas de felicidad y impotencia por no poder compararse a algo tan bello, hermoso y grande de espíritu.
Consiguiendo articular y ordenar las palabras que le querían salir en estampida de la boca puedo decir: Bu-bu-buenas noches, yo soy Fosc.
Pasaron el resto de la noche hablando sobre el día, la noche, como cambian las cosas según el momento, como es el hombre, aficiones, gustos....
Hasta que llego el momento en que tubo que irse y alejándose de el se adentro en el bosque, prendió toda su luz mientras desplegaba sus alas y salio volando hasta hacerse una con la Luna.
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