Llegamos al portal a horas que no eran las de siempre, todo en penumbra en aquellos momentos y arrojando sombras sobre los escalones, buzones y sobre el ascensor que parecía dormir hasta volver a ponerse en marcha.
Entramos en el ascensor al igual que saliamos, sujetandole la puerta mientras que ella giraba sobre si misma hasta que darse con la cabeza baja para posteriormente de un gesto apartarse el pelo de un gesto, entre y apoye mi espalda en una de las paredes, quedándonos observándonos mutuamente. Me acerqué lentamente hasta escasos centímetros de sus labios, puse mi mano sobre su mejilla y la acerqué a los míos hasta que quedaron unidos, apenas 5 segundos… me separe pidiéndole disculpas por si le había molestado. Se quedo en silencio, dejo caer el bolso, me miró fijamente y se abalanzó sobre mi sin darme tiempo a coger aire, con lo que el siguiente beso me dejo sin respiración, mientras cogía su cintura, apretándola contra la mía.
Rodamos por el interior de aquel cuadrado tan cargado de tensión día tras día y la fuimos aliviando en apenas unos segundos, el cristal se empañaba cuando apoyábamos las manos y se borraba al deslizar los dedos. Sonó el pitido que indicaba la llegada a su piso, salio del ascensor arreglándose y en el momento en que le decía buenas noches me cogio del cuello y me tiro hacia ella de nuevo en el momento en que las puertas del ascensor iban a cortar mis palabras y sus labios volvieron a encargarse de eso. Entramos a oscuras en su casa, la tenue luz de las farolas de la calle entraba filtrándose pro las cortinas de su salón, dibujando las siluetas de los muebles que se hallaban dormidos, todo estaba en silencio, desapareció adentrándose en los pasillos de su hogar sin necesidad de luz alguna y mientras intentaba no golpearme con ninguno de los objetos que allí residían decidí esperar a que se encendiera alguna luz para poder guiarme.
Salio a recibirme con un camisón y una fina bata que perfilaba cada contorno de su cuerpo, y las partes que no quedaban pegadas a su cuerpo daba la impresión de que era parte de una escultura sin terminar, se acercó a mi paralizado cuerpo, me beso una vez más, otra vez, bajo hasta mi cuello y ahí empecé a reaccionar. Correspondí cada beso, caricia, mirada y mordisco sobre su piel, me fue quitando la ropa a la vez que me iba guiando hasta, lo que yo suponía era su dormitorio, mi ropa fue cayendo y a formar parte del suelo. No llegamos mas haya del marco de la puerta del salón que ya me estaba desabrochando los botones de la camisa mientras miraba como lo hacía y a cada botón que abría mi camisa iba besándome el pecho, bajando cada vez más, sin dejar de besar y morderme.
Cuando hubo llegado al final de ésta rodeo mi cuerpo con sus brazos y subió las manos pro mi espalda hasta mis hombros, juntándonos momentáneamente hasta que termino de quitarme la camisa, entonces la luz volvió a tomar parte de la escena y perfilo mi cuerpo, dibujando mis brazos, hombros, cuello y torso mientras ella me observaba lentamente tratando de memorizar cada línea a la vez que se mordía los labios.
Rodeé su cuerpo y lo fui acercando cada vez más al mío, fui bajando besando su cuello, su clavícula y pasé el resto de su cuerpo exhalando sobre el y transmitiéndole mi calor hasta que mis manos quedaron en la parte baja de su espalda, baje las manos, acaricié su cuelo por encima de aquel camisón e introduje mis manos por dentro de sus muslos abriéndolos lentamente y le levante con mis brazos, pegando ahora su cintura con la mía, su pecho con el mío y sus labios con los míos.
Puse rumbo a su habitación…
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