Subí las escaleras mientras su pies colgados me iban abrazando lentamente la cintura y mientras una de sus manos apretaba mi espalda para sujetarse más, la otra recorría mi cuello a la vez que por el otro lado lo hacía su mejilla, acariciando aquellos lugares que después iba besando lentamente, paré un momento y la dejé sentada sobre las escaleras, me arrodillé ante ella y seguimos besándonos lentamente mientras me iba abriendo la camisa.
Se levantó y seguí sus brillantes pasos hasta su cuarto, donde me esperaba apoyada en el marco de la puerta, sonriendo , volví a tomarla en brazos y cuando ya la tuve cogida la posé lentamente sobre la cómoda, deslizó sus manos por mi cuello metiéndolas por dentro de mi camisa, dejando que se deslizara lentamente hasta que llegó al suelo, dejando mi torso al descubierto, sobre el que apoyó sus manos y fue recorriendo hasta dejar una mano en mi cuello y otra en mi espalda, acercándome hacia ella…
Fui acercándome cada vez mas hacia sus labios, sabían a lo que debía saber la miel, no estaba seguro ya que nunca la había probado, pero si noté como se iban derritiendo a cada beso, a cada caricia, a cada mordisco.
Terminamos dejando un puzle de ropa que ponía dirección a su cama, en ella encontramos en el otro, quizá, una parte que no sabíamos que existía, las plumas de los cojines salían a volar entre inhalación y exhalación , su pelo, su pelo me tapaba la visión de su rostro cada vez que nos revolcábamos y nos enredábamos con las sabanas, tan solo podía entrever su sonrisa, y sentir sus leves arañazos por mi espalda, terminé durmiendo abrazado a ella mientras me cogía de la mano y besando su espalda, buenas noches princesa…
No hay comentarios:
Publicar un comentario