16 de septiembre de 2011

La casa de marfil. Parte 4 Final A.

Me despertó el pitido de la maquina de café, llamando la atención para que fuese apagada, no vi a Sofía a mi lado así que pensé que habría sido ella la que puso la cafetera en marcha y que estaría abajo.
Baje las escaleras perezosamente con el constante pitido de la máquina, esperaba verla en la cocina pero solo estaba la presencia del aroma a café, serví ambos cafés y fui a ver si la encontraba en el jardín, pero tampoco estaba, empecé a recorrer la casa y parecía no haber rastro de ella por ningún sitio, grite su nombre repetidas veces y solamente el eco y el posterior silencio era toda la respuesta que recibía.
Me vestí y salí a la calle por si hubiese ido a comprar algo para desayunar, la comida o algo, di vueltas a la manzana pero no había rastro, ni un alma tampoco a quien preguntar por ella, volví a casa sin mucha idea de saber que hacer, el café nunca me había sentado tan pesado y costado tanto de tragar, la presión en mi estomago y en mi corazón era lo peor que había sentido, no sabia que podría llegar a tener esas sensaciones…

Deambule por la casa revisando cada rincón por si se me hubiese escapado algún detalle o alguna nota en el suelo, volvía a recorrer la casa para rememorar los momentos que pase en ella, recogí mis bártulos y los baje a los pies de la escalera, salí al jardín por una última vez poder respirar cada distinguido aroma que de el emanaba, despidiéndome por ultimo del jazmín que siempre era ha sido y fue protagonista de esta casa.

Deje todo ordenado, termine de vestirme, di un ultimo vistazo a aquel palacio blanco y salí por la puerta cerrando una puerta, pero abriendo otra puerta en mi interior de pena y desasosiego, me deje guiar por la calle hasta el final de esta, entre la niebla, gire la cabeza por última vez para ver la fachada de la casa, pero había desaparecido, en mitad de las dos casas conjuntas solo había el hueco de donde salí, entendí entonces, o eso sigo intentando auto convencerme , de que fue un simple sueño, aunque de ser así , porque era tan real lo que sentía bajo mi pecho?
Sea como fuere, siempre recordare mi estancia en la Casa de Marfil, en el nº 7 .

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